"Como volver a casa". Así define el bajista de Marea, Eduardo Beaumont Piñas el resurgir de su banda. El grupo conformado por los cinco navarros se coronó como un referente fundamental para el rock and roll español desde sus orígenes en 1997. Después de casi una década en silencio y fuera de los escenarios, nada les ha hecho perder tal condición. Este año regresaron pisando fuerte con su nuevo disco, El Azogue, y con una gran gira que en diciembre llega a su fin, no sin antes pasar por A Coruña. Actuarán esta noche en el Coliseum (22.00 horas).

Ocho años son mucho tiempo. ¿Cómo ha recibido el público la vuelta de Marea?

Cuando nos fuimos, dejamos atrás a gente a la que les gustábamos y no sabíamos cómo iba a ser el recibimiento. Pero ha sido muy bueno, y la gira ha sido magnífica. Además, en estos años ha habido gente que ha crecido con nuestra música y se ven nuevas generaciones entre el público.

¿Por qué surgió el volver a los escenarios?

Esto es una aventura de cinco colegas, y nosotros cuando paramos no nos perdemos de vista. De repente, un día vimos que había nerviosismo, que había ganas. Cada uno estaba con sus proyectos y terminando sus historias, y el cuerpo nos pidió volver. Es raro, pero nos pasó a los cinco a la vez.

¿Qué sintió al volver a tocar con la banda de nuevo?

Fue una gozada. Estos años cada uno estuvo con sus proyectos, pero en el momento en el que Marea vuelve a ensayar, te miras y piensas: esto es lo que quiero tío, esta es mi banda. Es como estar en casa. Todo está hecho.

Presentaron El Azogue con En las encías y El temblor. ¿Son los temas que definen el disco?

En las encías representa nuestro resurgir como banda, y El temblor somos nosotros mismos y el rock and roll, que siempre está ahí. Los dos son los que más nos representan, aunque quizás no son los que más definen el disco.

Un disco que han descrito como perfecto.

Sí. Este es el disco más completo, porque lo hemos grabado todos a la vez, algo que no hemos conseguido en los anteriores. Nos vimos capacitados para hacerlo, nos metimos en ello y conseguimos grabar algo más que la música. Grabamos la potencia, el estar todos juntos, algo que sale del corazón.

En Marea tocan para ustedes, y a la vez logran llegar al público y vender. ¿Qué les diferencia de los demás?

Bueno, es que hacer música para vender es complicado. Lo importante es defender lo que te gusta a ti, hacer lo que te llena. Nosotros intentamos seguir la dirección de aquello que nos gusta, de las canciones que nos ponen los pelos de punta. Si tocas algo que no te gusta se acaba convirtiendo en trabajo, y yo no sabría hacer música de esa manera.

Con tanta experiencia sobre los escenarios a sus espaldas, ¿continúa sintiendo nervios antes de un concierto?

Sí. Hace 15 años, en un concierto con Reincidentes, les preguntamos si después de tanto tiempo ya no tenían nervios al subir al escenario. Y me acuerdo perfectamente de su respuesta: " quillo, el día que perdamos los nervios se acabó el rock and roll". Y es a día de hoy cuando lo entiendes. ¿Cómo no vas a tener nervios con algo que has sacado de dentro? Te has desnudado, has sacado tu historia y la estás compartiendo. Sales a defenderla, y sientes la incertidumbre de qué va a pasar. Más que nervios, es excitación por abrir la jaula y salir.

¿Cuáles son los temas que nunca fallan en sus conciertos?

La gente está a tope con La luna me sabe a poco. Nosotros estamos intentando quitarla, pero no hay manera. El perro verde lo piden desde que empieza el concierto, y también está Trasegando, que lo canto yo y que por suerte, siendo el primer tema que hicimos, a día de hoy sigue en el repertorio. La gente también sabe nuestro funcionamiento y que nosotros siempre tocamos todos los temas del disco nuevo, porque es el motivo por el que estamos en el escenario.

¿Qué opina sobre la censura que ha sufrido la música en los últimos años?

¿En qué país estamos? Es una vergüenza que haya partidos legalizados que han participado en las matanzas, y que alguien por decir lo que ocurre termine en la cárcel. Como dice Evaristo, nos vendieron una transición falsa, pero todo sigue siendo igual.

Ahora que la gira llega a su fin, ¿se queda con ganas de más?

No sé si son los años o que hemos estado tocando viernes y sábados, pero ahora que hemos venido de tocar por Europa diez días se nota el cansancio. Me cuesta decirlo, porque pienso: ¿cómo le voy a decir al colega que trabaja en la construcción que yo estoy cansado de irme por ahí a dar vueltas y a que me aplaudan? Pero la verdad es que sí, hace falta un descanso.

Aún no han dejado claro si El Azogue será su último disco.

Siempre ha sido así. Nuestro futuro ahora es tocar en A Coruña, y al terminar la gira descansar. Es verdad que dentro de poco cumplimos los 25 años como banda, y estaría guay celebrarlo haciendo algo. Si hay ganas lo haremos.

¿Hay algún grupo que pueda cogerles el testigo ahora mismo?

Hay un montón de bandas haciendo cosas muy guapas, pero todavía hay un vacío muy grande. Ojalá hubiese seis grupos empujando que nos digan: venga, iros a tomar por el culo, que nosotros ya estamos aquí. Pero no los hay. Quizás la gente ya no siente tanto las cosas, y ahora todos vamos hacia la música que se hace para salir en la radio como borregos.