Más lejos de la canción protesta y más cerca del alma. Así se ha pintado la cara León Benavente para su nuevo disco, que cuenta con un título sugerente. Vamos a volvernos locos es, cuenta su líder Abraham Boba, tanto un aviso como una proposición. Sus reflexiones harán eco este jueves en la ciudad, donde recalarán para su concierto a las 20.30 horas en el teatro Colón.

Vamos a volvernos locos, ¿no lo estamos un poco ya?Vamos a volvernos locos

Sí. Desde luego, funciona muy bien como resumen de los tiempos que vivimos. También tiene esa doble lectura que puede ser o una advertencia o una invitación. Es un título con muchas interpretaciones, y que de alguna manera resume el hilo argumental que hay en el disco.

Se trata de un álbum más intimista y menos político que los otros. ¿Querían arrancarse la tirita de la canción protesta?

Yo creo que son canciones políticas igualmente. Lo único es que este disco mira más lo que pasa dentro. Pero, al fin y al cabo, cada una de las decisiones que tomas en tu vida tiene su componente político, y yo como letrista saco más jugo de los recovecos oscuros que de lo luminosos. Las canciones de León Benavente funcionan como un quejido, tienen más que ver con lo que nos cuestionamos que con reivindicar la felicidad.

En la de Cuatro monos se retratan como banda. Es la segunda parte de Cuatro monos Habitación 615

Sí, pero ya no es por lo que cuentes, es porque puede provocar en el oyente una sensación con la que no empatice. Pero si utilizas el hablar de nosotros para hablar de otras cosas... Yo creo que es una nueva forma de expresión. Además, esto es como muchas cosas. Cuando lo haces una vez, vas perdiendo el pudor.

¿También a la hora de compartir las letras con el grupo? A usted le avergonzaba

Porque soy bastante reservado. Hasta que está muy clara y cerrada la canción, e incluso entonces, siempre tengo un grado de pudor para enseñársela a mis compañeros. Supongo que tiene que ver con decir las cosas de una forma bastante directa en los temas, y no irse por juegos de palabras.

Las de No hay miedo

Un poco de ambas. La canción narra el superpoder de no sentir miedo, que creo que es uno de los mayores que uno puede tener. Sobre todo, hoy en día, en una cultura en la que muchas veces nuestros actos están basados en el temor, tanto a nivel político como personal.

¿Ante qué le gustaría a usted ser más valiente?

(Piensa) Me gustaría ser un poco más valiente en todo lo que tenga que ver con tomar decisiones en la vida según va avanzando. Yo creo que ahí es donde realmente demuestras si te estás acobardando. Nosotros no somos jovencitos, pero tampoco excesivamente viejos. Estamos en esa edad intermedia en la que surgen dudas y te planteas muchas cosas.

La canción del daño es un ejemplo, ahí se cuestiona...La canción del daño

Sí. Es que yo ahora tengo otro tipo de dudas. Cosas que te vas planteando a medida que va pasando tu vida y que posiblemente antes no les prestabas atención.

El tema recuerda a La gran desilusión

Puede ser, porque es la otra canción lenta que hemos hecho en tres discos. Pero quizá La gran desilusión está adscrita a un momento determinado, después de todos los movimientos sociales que hubo en nuestro país y que luego no llevaron a nada.

¿Esa sigue siendo hoy para usted la gran desilusión?

Hablar con palabras tan grandes me parece algo obsceno, pero sí. Una gran desilusión es que esa ilusión que teníamos no haya llegado hasta donde habría podido, y que cada vez parezca más difícil.

Siempre tiene en la punta de la lengua ese desaliento, a pesar de estar en la cumbre

Pero es que una cosa es que estés haciendo tu trabajo y que te esté saliendo bien, y otra es que no veas lo que está pasando. Tú puedes tener un buen momento profesional y ser consciente de que hay muchas cosas a tu alrededor que se están derrumbando.

Muchos auguraban el mismo derribo para León Benavente. ¿Qué pensaba usted?

Yo no entendía nada, porque lo único que veía era posibilidades de hacer más cosas. Pero hubo gente que durante nuestra primera gira nos decía que aprovecháramos, como si aquello fuera cosa de haber sacado un álbum y ya está. Ahora eso ya no se repite tanto (risas). Nosotros siempre hemos ido con ganas de dar un paso más en cada disco.

¿Cómo lleva el del baño de masas al silencio del hotel? A algunos intérpretes les cuesta

Es verdad que muy poca gente se adapta a eso. Pero yo intento llevarlo de la mejor manera posible. Sí que es bastante difícil irse al hotel justo en el momento de bajar del escenario. Y cuando vuelves a tu casa, después de todos esos días de conciertos, hay que tener una especie de consciencia de uno mismo para no perderse, porque puede llegar a pasar.

¿El perderse a uno mismo?

Sí. Yo en este momento, por ejemplo, me acabo de venir a vivir a una aldea de Galicia, con eso te lo digo todo (risas). Me he mudado al lugar donde pasé los veranos de mi infancia, un poco como retiro. También quiero conectar conmigo mismo, tener concentración para trabajar.