Los de su quinta la conocen por programas como La bola de cristal. Los más jóvenes, por realities como Alaska&Mario, y también por esa carrera musical que en más de cuatro décadas no ha decaído. Pero desde hace un par de años, a partir de un escarceo teatral con El amor está en el aire, Olvido Gara es además un animal escénico. La última tourné „que llegará al teatro Colón el 23 y 24 de enero a las 20.30 horas„ es su obra más reciente, una comedia musical con Bibiana Fernández, Mario Vaquerizo, Manuel Bandera, Marisol Muriel y Cayetano Fernández sobre el declive de una compañía de variedades obligada a dar un giro de 180 grados.

Decía Mario Vaquerizo que si hubiera visto esta obra hace diez años, sería mejor persona.

Creo que se refiere a la ternura que te pueden dar estos personajes. Todo a su alrededor les dice que se han quedado anticuados, y se ven obligados a cambiar porque las circunstancias los empujan. Y yo creo que eso es muy triste. Si tú cambias, tiene que ser porque te apetece.

¿Alaska no ha tenido metamorfosis obligadas?

No. Y creo que ninguno de los que estamos en la obra. Es interesante, porque justo somos todo lo contrario a estos pobres desgraciados a los que les empujan a hacer lo que no quieren.

Dígame la verdad. ¿Qué nos hemos perdido en la Nancyfurgo por no haber grabado su gira en reality ?

(Risas) ¡Es verdad que es una pena que no estemos grabando ahora, porque esos momentos de la Nancyfurgo son imparables! Os habéis perdido a Bibiana, que llega con sus tres perros y la almohada. Y luego Manuel y Marisol con su perrita también. Tenemos que llegar a las ciudades a la hora para que Mario y yo podamos ir a los rastrillos. Y después aparecemos con esos seis sillones que hemos comprado... ¡Porque hay maravillas por España! (risas).

Aseguran en el espectáculo que "uno vuelve a los sitios donde amó la vida". ¿Cuáles serían esos lugares para usted?

Mario y yo somos muy de iconizar los lugares, y de tener esa especie de sitios rituales a los que acabamos volviendo siempre porque tienen una relación especial con nuestra vida o con nuestra historia como pareja. Son por ejemplo Las Vegas, Londres, Benidorm, San Sebastián... Y Vigo.

No puede decir eso aquí...

¡Lo sé, lo siento! (ríe). Pero es que nuestro primer beso fue en Vigo. Ahora nos daremos otro en A Coruña para tener también una relación especial con ella (risas).

Su madre se culpa de haberla llevado a Londres y descubrirle la cultura punk. ¿Fue aquello el desencadenante de todo?

Sí. Yo creo que en mi primer viaje a Londres todavía no había ni punk. Pero empezaban a cambiar las cosas y yo, que ya estoy leyendo las revistas inglesas, me voy a los mercadillos con mi madre, veo aquella ropa, y ya fue un no parar.

Padre republicano, madre de derechas... ¿Vivió desde siempre en la frontera de todo?

Sí, en la frontera. Pero no es verdad ni lo de uno ni lo del otro. Si tuviese que definir a un señor de derechas, ese es mi padre, el republicano. Y si tienes que pensar en una señora libre, que no tiene nada que ver con lo que ella cree que es, esa es mi madre. Hay señores republicanos que son unos dictadores en sus casas, y señoras de derechas que luego son las más divertidas.

Dice que la sobreprotegieron, ¿la transgresión fue su respuesta?

Totalmente. Además, era hija única, y venía de México, donde todo era más de puertas para adentro. Pero llegamos a España y tuve un aire de libertad que no había tenido hasta entonces. Supongo que rompí el cascarón, pero de golpe.

Sin embargo, da la sensación de que ahora es una isla seria dentro de un círculo más loco...

Sí, soy la aburrida del grupo, puedes decirlo tranquilamente (risas). No soy rara en el sentido en el que debería serlo a las tres de la mañana, cuando la gente está dando voces y yo estoy ahí tranquila, intentando que no me den la chapa y cambiando de sofá porque se te sienta al lado un pesado. Siempre que estoy hablando con una persona, estoy pensando en el libro que tengo en casa, que me interesa bastante más que lo que me están contando (risas).

¿Le cuesta no tomarse la vida demasiado en serio?

No, porque el humor negro me salva de no tomarme la vida ni a mí misma muy en serio.

Otros lo hacen, y mucho. El traje de enfermera que le brinda Félix Sabroso [director] sobre escena ha creado polémica en redes, por ejemplo.

Sí, y me quedé muy sorprendida. Porque se está retratando a una vedete cómica que cuenta chistes de médicos en el año 91. Es como si me dices que la frente de Isabel I de Inglaterra está demasiado despejada. Oiga, pues es lo que había en el momento...

Sabroso quería retratar "un mundo que camina hacia lo nuevo pero que en realidad es mentira". ¿Lo fue ese universo posTransición?

Sí, totalmente. En el 91 estamos a punto de hacer las olimpiadas y qué modernos somos... Aunque eso ya pasaba al principio de los 80, cuando era como "¡Hala, aquí se puede hacer y decir de todo!

¿Hoy hemos desmejorado?

Es que antes todo era posible, y ahora no, a muchos niveles. A nivel de hablar de las cosas, de las posibilidades de futuro de la gente joven... No es un momento fácil para nadie, ni para los artistas. Pero tengo la suficiente edad para saber que todo es cíclico.

Cuando era joven, deseaba cumplir los 40. ¿Depositó demasiadas esperanzas en el tiempo?

¡Qué va! ¡Me lo dio todo! El periodo que va entre los 40 y los 50 debería quedarse congelado en la historia de la humanidad de cada uno. Estás fenomenal físicamente, la cabeza la tienes como nunca...A mí me sirvió todo lo que me pasó. ¡No lo cambio por nada!