Se subió al mismo escenario que The Cure en 1998 e hizo bailar a más de 40.000 personas. Trabajó codo con codo con Miguel Gallardo y con una discográfica multinacional, y quemó las salas en las que se ponía banda sonora a la noche madrileña en los 80. A sus 54 años, el cantautor Pablo Bicho, natural de A Estrada pero criado en A Coruña, regresa a los escenarios con su nuevo disco, Aires Nuevos. que presenta hoy a las 22.30 en Garufa Club.

¿Cómo suena Aires Nuevos?

Es un disco que llevamos gestando desde hace muchos años, producido por Miguel Lamas, grabado en estudios de Galicia, y mezclado en Madrid. Tiene una fusión de estilos: rock, música cubana, flamenco, rumba... No es un disco monótono. En estos años he recibido muchas influencias, y se perciben en las ocho canciones.

Después de 30 años dedicándose a la música, ¿cómo vive este nuevo comienzo?

Estoy en la juventud de la madurez. Tengo 54 años y otra filosofía de vida. Me di cuenta de que, estando tranquilo, las cosas suceden. No me empeño en conseguir un objetivo, porque pase lo que pase, estará bien.

¿Echa de menos los escenarios madrileños?

No. Cuando fui a Madrid la primera vez era otro mundo, y aprendí muchísimo. Pero hoy en día en Galicia se vive muy bien.

¿Cuáles son las actuaciones que le han marcado?

Hubo varias en las que pensé: qué bien dedicarme a esto. La primera fue cuando toqué en París, en un castillo que era un psiquiátrico. Fue impactante, una actuación de estas que marcan. Otra fue en la plaza de Marrakech, cuando tocamos para unos bereberes. Y también cuando teloneamos a The Cure en el 1998, en la playa de Riazor.

En esos años alcanzó la popularidad con Las cosas llegan.

Sí, trabajé mucho en ese disco y tuvo mucho apoyo mediático. Pero al final ser artista no es hacer un sprint, es dedicarle una vida entera. No importa el éxito, sino lo que llevas en la sangre y la constancia. Es una carrera de fondo, y yo sé que voy a dedicarme a esto toda mi vida. Miro hacia atrás, y pocos han vivido lo que yo.

¿Qué es lo mejor que le ha dado la música?

Ni la fama ni el dinero. Lo mejor es la gente que he conocido en el camino. Pasa una cosa, y es que a un artista de corazón siempre va a salir a flote, porque siempre tendrá una luz, el apoyo de alguien. Aprendí a estar agradecido, y valoro mucho a los que participaron en el crowfunding. Me siento feliz, cómodo y a gusto por reencontrarme otra vez, y por volver a emprender una nueva aventura.