A Soleá Morente (Madrid,1985) el flamenco le pega con todo. Lo ha mezclado con el funk y el autotune en Ole lorelei, y con la rumba en Lo que te falta, el nuevo álbum que lanzará el 13 de marzo. La hija de Enrique Morente dice que no tiene miedo a experimentar, ni a mezclar la tradición con lo moderno. Algunas de sus nuevos exploraciones se colarán en el repertorio de su directo en el Garufa (21.00 horas), a donde llega hoy de la mano de Son Estrella Galicia.

¿Qué es lo que le falta a Soleá Morente?

La verdad es que ahora mismo estoy en un momento vital bastante bueno, pero siempre andamos buscando algo que no podemos alcanzar. Vamos en busca de algo imposible. Este disco, sin embargo, lleva ese mensaje de decir: 'Vamos a intentar ser felices, sin anhelar ser algo que no somos'.

El álbum se presenta como un regreso al flamenco, ¿extrañaba el hogar después de la aventura?

(Lo piensa) Es verdad que Lo que te falta es un sonido diferente que no había experimentado, muy rumbero. La manera de cantar es distinta, no usamos casi sobreproducción en el estudio... Son guitarras flamencas, palmas, percusión...

Y justo cuando se marcha de Granada...

Me ha nacido en Madrid, es verdad. Me ha salido este punto más de gitana de El Rastro (ríe).

Uno de los adelantos, No puedo dormir

Exactamente. Yo utilizo mucho las canciones populares andaluzas y toda la literatura del flamenco, que me parece una belleza. Pero al mismo tiempo, le pongo un tono más coloquial. Es un poco lo que yo soy: la influencia de la tradición y de la actualidad, y lo intento reflejar en el lenguaje, con cosas como lo del Lexatin...

¿Porque hay cosas que le quitan el sueño?

¡Uy, sí, muchas cosas! Lo que me quita el sueño es hacer mi trabajo lo mejor posible. Ahora, por ejemplo, no dejo de pensar en cómo voy a llevar al directo este disco. Cuando ya estoy en la cama empiezo a pensar que puedo meter tal baile, o una referencia que me ha gustado de Carmen Amaya o de Prince ...

Ideas, ideas...

Sí. Aunque si está cantado es porque ha ocurrido. Vienen de experimentarlo con mi propia vida o de la lectura, a través de la que voy creando historias.

Un ejemplo es su proyecto Prado Negro. Ahí rompe una lanza a favor de la poesía.

Exactamente. Tener un grupo con tus amigos y poder ponerle música a los poemas que amas, me parece una pasada. Y, además, no soy Soleá Morente, somos Prado Negro. Ahí descanso de mí y me encanta, porque la responsabilidad compartida es un respiro.

En Las mimbres

Ese poema es una maravilla. Es un alegato por la paz y por el diálogo, que estamos muy necesitados de ello actualmente. Discriminar al otro porque no piensa igual no nos va a llevar a entendernos nunca. Está pasando mucho lo de defender un pensamiento único, algo que solo favorece al poder.

¿Es el odio que más le asusta?

(Silencio prolongado) Sí. El poder me da mucho miedo, porque esta sociedad, si no estuviera construida sobre esos andamios, iría de otra manera. Los que mandan nos están separando todo el rato en lugar de unirnos.

Su música es lo contrario a todo eso. Siempre colabora.

A mí me gusta trabajar en equipo. No le encuentro sentido a hacerlo todo en solitario. Siempre necesitas a alguien en todos los sentidos de la vida. Claro que yo soy muy independiente, me llamo Soleá y me encanta la soledad (ríe), pero luego necesitas compartir con los demás. Trabajar cantes del flamenco jondo y estar a la última en el trap y la electrónica... A mí no me da miedo ir de un extremo a otro, al revés, me pone.

Menciona el miedo. Pero para empezar hubo cierta reticencia...

Es que empecé tarde porque no lo tenía claro. En los años en los que uno comienza a tomar un camino profesional, a mí me pasó una de las desgracias más grandes que pueden ocurrirle a alguien, perder a tu padre. Tardé mucho en entender lo que estaba pasando, y la música me ayudó mucho, por eso empecé a dedicarme a ella.

Ahora que suma ya tres discos, ¿cuál cree que habría preferido su padre?

¡Anda, qué pregunta más difícil! (risas). Pienso en ello, ¿eh? Me encantaría hablar con él. Es una de las cosas que me quitan el sueño. Pienso mucho en él y en qué le parecería lo que estoy haciendo, pero no lo sé...

¿Y el resto de su familia?

¡Qué me van a decir! Ellos me dicen que les gustan todas las canciones. Bueno, mi madre sí que es muy crítica y me dice la verdad, pero siempre la veo en primera fila, dando saltos, la más moderna de todas (risas). Se sabe todas las canciones.

En las primeras aseguraba que Tendrá que haber un camino

Iba a decir que no (risas), pero he llegado a la conclusión de que en cada disco encuentro un camino. Y no quiero encontrar el definitivo. Se podría decir que ahora mismo trabajo en tierra de nadie, y ahí voy creando un laberinto.