Podían haberse mejorado las cosas y hasta resultaba factible elaborar una divertida comedia sobre las insólitas y extravagantes experiencias de un equipo de waterpolo homosexual. De hecho, la película viaja en esa dirección los primeros momentos, con aciertos que se agradecen, pero la verdad es que esos planteamientos se abandonan muy pronto para configurar un producto en el que se ha preferido echar mano de un humor demasiado previsible y con tendencia al chiste fácil.

Aún así quedan, no obstante, cosas que invitan a alguna que otra sonrisa, pero sin llegar demasiado lejos y con excesivos altibajos. Este cuarto largometraje del director Maxime Govare, primero que llega a las pantallas españolas, puede mejorar su trabajo de cara al futuro, sobre todo si prospera como sería de desear su colaboración con el debutante Cedrick Le Gallo. Lo que sí parece lógico es que una cinta de estas características, que superó el millón de espectadores en Francia, tiene una acogida muy superior si se difunde en determinados ámbitos.

Lo que menos podía imaginar, entrando ya en materia, el subcampeón del mundo de waterpolo Matthias Le Goff es que unos comentarios vulgares y claramente tachados de homófobos en los medios informativos iban a condicionar tanto su futuro, ya que es condenado a entrenar a un equipo gay de este deporte, «Las gambas Purpurinas». Un panorama que le deja desolado cuando comprueba la forma de ser y de actuar de todo el equipo, alejado por completo de sus planteamientos personales y profesionales.

Aún así hará de tripas corazón para conseguir el objetivo de entrenador y jugadores, el paso a la final mundial de waterpolo gay que tendrá lugar en Croacia. La base que soporta el relato es la habitual en ambos casos, es decir la paulatina toma de conciencia de unos jugadores que exprimen una visión determinada y harto convencional de su opción sexual. Algo que irrita a Matthias y que ejercerá un cometido decisivo en la modificación de los esquemas de conducta de la plantilla. Donde hay vulgaridad acaba imponiéndose el buen gusto.