Calificación: *** | Dirección: Destin Daniel Cretton. | Guion: Andrew Lanham y D. Daniel Cretton, basado en la novela de Bryan Stevenson. | Fotografía: Brett Pawlak. | Música: Joel P. West. | Intérpretes: Michael B. Jordan, Jamie Foxx, Brie Larson, Rob Morgan, Tim Blake Nelson, Rafe Spall, O’Shea Jackson Jr., Charlie Pay Jr. | Duración: 137 minutos. | Nacionalidad: EE UU.

Apasionante, emotiva y, por encima de todo, ejemplar, esta es una película que llega directamente al corazón y que reivindica la figura de un abogado, Bryan Stevenson, que después de graduarse en los años 80 en la prestigiosa Universidad de Harvard renunció a un futuro más que prometedor y con grandes perspectivas económicas para trasladarse al estado de Alabama, donde el racismo era una cruel realidad cotidiana, y dedicarse a ayudar a los negros condenados a la pena capital que esperaban su ejecución en el corredor de la muerte y a otros que carecían de medios para disponer de un abogado que les proporcionara la necesaria asistencia legal.

Lo que cuenta Destin Daniel Cretton, nacido en Hawai y autor de dos largometrajes muy poco conocidos en España (El castillo de cristal y Las vidas de Grace), es uno de sus primeros casos profesionales a partir de la excelente documentación que le proporciona el best seller escrito por el propio protagonista en 2014 y que desde entonces lleva más de 150 semanas en la lista de más vendidos del New York Times.

Con una sintaxis clásica a la vez precisa y elocuente, el realizador atrae de forma permanente y progresiva la atención del espectador, hasta el punto de involuclarlo de lleno en lo que está viendo, especialmente en lo que concierne a individuos que cobran vida y que fortalecen la historia desde sus comienzos sin apenas un altibajo en sus 137 minutos. Hay que resaltar que evita la tentación de un fácil maniqueísmo impregnando de credibilidad a los personajes clave, tanto los que sufren los excesos de una fiscalía dispuesta a cualquier cosa para poner de su lado al jurado como los que ejercen un poder que rebasa todas las fronteras de la ley.

La víctima principal de estos desmanes, será condenado a muerte solo por el testimonio de una persona, un delincuente que en su primera declaración lo consideró inocente, sin tener en cuenta los numerosos testigos de la defensa.