Clasificación [ ** ]

Dirección: Daniel Espinosa. Guión: David Guggenheim. Fotografía: Oliver Wood. Música: Ramin Djawadi. Intérpretes: Denzel Washington, Ryan Reynolds, Brendan Gleeson, Sam Shepard, Vera Farmiga, Ruben Blades, Nora Arnezeder, Robert Patrick, Liam Cunningham, Fares Fares, Joel Kinnaman. Nacionalidad: EE UU. Duración:115 minutos

Lo peor es que es una historia que da la impresión que ya se ha visto y que no aporta ningún elemento nuevo a este thriller que trata de conjugar su más discutible falta de originalidad con torrentes de acción y de violencia. Cabía esperar algo más en su debut en el cine norteamericano del sueco de origen chileno Daniel Espinosa, que brilló a más altura en su anterior película, Dinero fácil, que le consagró internacionalmente. Su tendencia exagerada a filmar la cinta con multitud de planos y con cámara flotante, en un deseo de extremar la tensión, llega a resultar molesta. De todos modos, la presencia de dos nombres como Denzel Washington y Ryan Reynolds contribuirá a su rentabilidad en taquilla, apoyada también en un ritmo ciertamente frenético.

El truco del guión de David Guggenheim no es otro que insistir en el rentable filón de la corrupción en el seno de la CIA, valiéndose de datos realmente llamativos que hacen el papel de fuegos de artificio. Es el rol que le toca jugar al veterano Denzel Washington, enfrascado en el cometido de Tobin Frost, un ex agente de la CIA que vuelve a la palestra en Ciudad del Cabo(Sudáfrica) después de una temporada en el más puro ostracismo y planteando un desafío en toda regla a sus antiguos colegas. Desengañado de todo y escéptico en su apreciación de las claves de la seguridad mundial, está decidido a vender al mejor postor un archivo que contiene datos muy importantes de secretos militares norteamericanos. A este cuadro realmente rutinario se añade, para aumentar su capacidad de interés, un segundo personaje, otro agente de la CIA pero bastante más joven, Matt Weston, que va a ver colmada de forma súbita su necesidad de salir de una rutina que aborrece. Y es que Frost aparece en su piso franco y le complica por completo la existencia. Sin comerlo ni beberlo se ve inmerso en un tiroteo cruzado, un auténtico avispero, que le obliga a convertirse en compañero de un renegado que puede hacer las veces, curiosamente, de su maestro.