Se pierde en algunos momentos el control de la película, aunque se vuelve a retomar el mismo antes de que las consecuencias sean irreversibles y pone de relieve la talla profesional de un director como el catalán David Victori, que demuestra con su ópera prima que es un cineasta con el que hay que contar en el futuro.

Por eso ganó el premio mundial al mejor corto de YouTube en 2012 y ha conseguido hacer realidad su debut en la gran pantalla con este thriller de terror que a pesar de no sortear algunos errores, certifica sus posibilidades de futuro. Junto a la labor del director, que denota unas cualidades que pueden dar mucho más de sí, hay que resaltar el trabajo del argentino Dario Grandinetti, que sabe dar el tono adecuado a un cometido muy complejo, y el mérito de Belén Rueda en un papel en el que lucha contra el riesgo del encasillamiento.

Victori sienta las bases de la película en un comienzo interesante en el que se plantea la hipótesis de un pacto diabólico. En base a él se pondría fin a la tragedia que se ha cebado sobre los esposos Álex y Mónica, conscientes de que la situación en que se encuentra la hija, Clara, víctima de un coma diabético que no tiene posibilidad de curación, ni una entre un millón, es definitiva. La sorpresa, increíble, es que al día siguiente las cosas dan un giro total que modifica sustancialmente el panorama ante la perplejidad y la sorpresa, sobretodo, de Álex. Todo parece indicar que la aparición de un extraño individuo en las inmediaciones de Mónica podía estar en el origen del «milagro».

El problema principal de la cinta es que se desarrolla en un escenario muy delicado en el que el riesgo de caer en el ridículo está a flor de piel, sobre todo teniendo en cuenta la abundancia de diálogos que quieren ser verosímiles y las connotaciones de un personaje, entre fantástico y misterioso, que podría tener una lectura también religiosa. Y es por eso que en la segunda mitad la historia pierde algo de tensión y de autenticidad, con situaciones dramáticas llevadas al límite. Era sumamente complicado ofrecer una salida coherente y consistente a una realidad que se tambalea por momentos. No se viene abajo todo el tinglado, por fortuna, si bien la trama queda un tanto difuminada.