Es una apuesta singular y ambiciosa que rompe la monotonía mecánica del cine español y que, pese a no culminar de la mejor forma sus objetivos, consigue trasladar al espectador a un universo feminista que desprende ingredientes del cuento gótico. Una película totalmente española rodada en inglés en la costa catalana y Gran Canaria que representa la ópera prima de la cineasta bilbaína Alice Waddington.

Se presentó en la sección Next del festival de Sundance, dedicada a las obras más osadas que se distinguen por un enfoque innovador y avanzado para contar historias. Claramente preocupada por los factores estéticos, la película intenta crear desde un principio una atmósfera de misterio y de inquietud que contribuye a sentar las bases de una historia que utiliza un exquisito vestuario que combina elementos del pasado y del futuro. Nos encontramos en un lugar a primera vista paradisiaco y de considerable belleza en el que un grupo de atractivas mujeres de clase alta pasan una temporada para encontrar la mejor solución a sus problemas físicos.

Son víctimas de una obsesión que ha conducido a sus padres a ingresarlas en este centro para pulirlas y convertirlas en seres perfectos. Al frente de todas ellas esta Uma, que es consciente del absurdo en el que vive y que aspira a poder escapar de este encierro dorado. Por encima de ella, sin embargo, está la Duquesa, más madura que todas las demás, que se ha convertido en líder del grupo. Las cosas en este ambiente se van tornando cada vez más siniestras a pesar de que en teoría todo lo que se pretende va unido a la belleza, al lujo y a la comodidad.

Es este proceso de transformación el que va de forma paulatina desequilibrando emocionalmente a las clientes, que se ahogan con la falta de libertad y con el régimen casi de encierro en el que se encuentra. Lástima que esta fase esencial de la cinta pierda algo de vigor y de intensidad porque ello conlleva una perdida evidente de tensión que se deja sentir en una segunda mitad algo más frágil.