Un fracaso sin paliativos que ha frustrado un proyecto que parecía en principio sumamente interesante, entre otras cosas porque reunía a un equipo de trabajo muy prometedor y de cuya solvencia nadie dudaba.

Es cierto que el director solo tenía un precedente profesional, su opera prima ´Frank y Lola´ en 2016, pero tuvo una magnífica acogida por parte de la crítica y una respuesta favorable del público. Frente a eso, las bases sólidas de la cinta tenían reclamos notables, desde el guión del nominado al Oscar Scott B. Smith, hasta el actor Keanu Reeves, el protagonista de ´Matrix´, que asumía, además, funciones de productor.

Nombres, en suma, de peso que abrían inmejorables expectativas para un producto que, aunque enclavado teóricamente en el thriller de acción, se nutría en el plano dramático de una importante pasión sexual. Todo anticipaba, pues, algo prometedor y estimulante y la realidad, por desgracia, se da de bruces con lo que vemos.

Aunque el revés más notorio y trascendente procede de una realización totalmente plana y sin apenas recursos, que se traduce en unos personajes carentes de vida propia y desdibujados, no hay que dejar de lado una interpretación colectiva realmente decepcionante en la que hay que resaltar de forma negativa la labor de un Keanu Reeves que pocas veces ha estado más fuera de lugar. De hecho, sin llegar a culminar su trabajo con un mínimo de convicción, la mejor del reparto es Ana Ularu, que sabe arropar a Katya, la empleada de la cafetería, de un toque de sentimiento que impide el ridículo desenlace.

Con un estado de cosas semejante, la trama se hunde de forma irremediable sin que el espectador penetre en la actividad del protagonista, el norteamericano Lucas, que ha llegado a San Petersburgo para vender unos valiosísimos diamantes azules a un importante estandarte de la mafia rusa. El problema es que la operación se complica con la comprobación de la falsedad o no de las preciadas joyas, obligando a Lucas a trasladarse con el equipo del comprador a un diminuto punto de ´Siberia´ en el que los negocios se resuelven simplemente a tiros.