Se apoya en la figura de dos nombres míticos del cine del Oeste, el joven forajido Billy el Niño y el sheriff Patt Garrett, que han formado parte de la antología de las grandes leyendas del western y aunque no es una aportación ni demasiado original ni todo lo interesante que sería de desear, sí aborda estos personajes y este entorno con un mínimo de consistencia dramática y con destellos de buen cine.

El director Vincent D’Onofrio se ha atrevido, por otra parte, a entrar en este pabellón de hombres ilustres con una innegable osadía, y con conocimientos no muy exhaustivos del tema pero sí lo suficiente -no en balde este es solamente su segundo largometraje, tras Don´t go in the Woods que fue un fracaso en taquilla— para resolver las cosas con decoro.

De esta forma y teniendo en cuenta el inminente estreno de la magnífica Los hermanos Sisters, hay que conocer que aunque sea un espejismo se ha vuelto a poner de relativa actualidad un cine que sigue marginado en los circuitos comerciales. El caso es que conseguir de nuevo juntar a Billy el Niño y a Patt Garrett, como hizo Sam Peckinpah en Patt Garrett y Billy the Kid, puede calificarse de proeza en los tiempos que corren. Se lleva a cabo, incluso, con momentos no exentos de intensidad y épica, subrayando los aspectos más específicamente propios de los personajes.

Es de esta forma como estos se encuentran y unen sus esfuerzos para escapar de sus implacables perseguidores, inmersos en el siniestro juego del gato y el ratón. Así, con el concurso de unos bellos paisajes plenamente integrados en este contexto, se va consumando la leyenda. En este panorama repleto de peligro adquiere su verdadero sentido un joven de trece años llamado Rio, empeñado en impedir que su madre vuelva a ser pasto de las palizas de su padre. Su situación, como puede comprenderse, es terrible y el adolescente no está dispuesto a tolerar semejantes maltrato.

De ahí que una noche empuñe las armas contra un hombre violento e impredecible que se ensaña con su madre noche tras noche. El suyo es un cruel asesinato, a pesar de que salva su vida y la de su hermana mayor. Pero no, por desgracia, no la de su madre.