Hace casi diez años, Éric Toledano (París, 1971) y Olivier Nakache (Suresnes, 1973) triunfaron a lo grande con su cinta 'Intocable', que dio la vuelta al mundo. Era su cuarto largometraje, pero lograron tocar la fibra e hicieron una taquilla millonaria. De repente, ya podían rodar lo que les diera la gana.

Hicieron 'Samba', también con Omar Sy, y después, la comedia 'C'est la vie' (2017), que también fueron bien en taquilla. Aquellos éxitos les han permitido estrenar ahora 'Especiales', un giro radical en su carrera, madurado durante años (veinte, cuentan a dúo los realizadores en una entrevista con la Agencia Efe) que salda una cuenta pendiente con personas altruistas a las que el mundo les debe mucho.

"La película surge de un compromiso de hace tiempo", señala Toledano. "La historia es larga", abunda Nakache, haciendo el típico gesto de '¿tienes tiempo?'. Empieza cuando un veinteañero Toledano fue monitor de un campamento de verano. Allí conoció a Stéphane Benhamou, el creador de la asociación 'El silencio de los justos', especializada en el cuidado de niños y adolescentes autistas y en su integración en la sociedad.

'Especiales' habla de esos críos a los que nadie quiere -ni sabe- cómo tratar, ni el Estado, ni las instituciones. Son extremadamente agresivos, no son capaces de comunicarse salvo a través de la violencia, y los padres están desesperados, han tirado la toalla y se sienten incapaces. Entonces aparecen personas, ángeles atípicos en una sociedad egoísta, que rompen normas y hacen posible lo imposible.

"Perdimos la pista de Stèphane, pero un día Olivier y yo decidimos ir al campamento de verano que dirigía en la montaña. Quedamos impresionados por la energía y humanidad que él y su equipo rezumaban. La química entre aquellos jóvenes cuidadores y los chicos discapacitados nos abrumó del todo", apunta el francés.

Además de su interés personal, los realizadores se dieron cuenta enseguida del potencial cinematográfico de la historia. El reto, dicen los dos citando a "Campeones", era trabajar a la vez con actores profesionales y los auténticos monitores y jóvenes autistas, "mezclar vida real y ficción y penetrar en la intimidad de sus vidas", precisa Nakache.

Por entonces, añade el codirector, conocieron a un voluntario, Daoud Tatou, que se convirtió después en director de la asociación 'Le Relais IDF' que daba una segunda oportunidad a adolescentes conflictivos, convirtiéndolos en cuidadores de los chicos; la interacción entre ambas asociaciones fue la base. Y que Vincent Cassel y Reda Kateb aceptaran convertirse en Stèphan y Daoud (en la cinta Bruno y Malik).

Bruno es un judío de difíciles relaciones personales, pero un mago con los niños, y Malik es musulmán, pero ninguno pone condición alguna para hacerse cargo de un joven descarrilado o de un niño enfermo.

Aquí, las connotaciones religiosas se quedan en mera anécdota, asegura el parisino. "Lo humano va por encima de lo religioso, y hemos comprobado que cuando todo el mundo se mueve en la misma dirección se borra todo lo demás, y la kipá, los vestidos, el hiyab, es puro folclore porque la fuerza que les anima, y la nobleza de esos personajes al servicio de los jóvenes, hacen que la religión se convierta en otra cosa".

"Nos gustó la mezcla"

"Si hubiera sido la historia de un judío que se ocupaba de judíos, o un católico al servicio de católicos, no nos hubiera interesado hacer la película. Lo que nos gustó fue la mezcla -dice Toledano-, hasta que al final, todo se queda fuera de la norma ('Hors normes', su título original en francés), todo es especial".

Al final, unas imágenes documentales descubren a los verdaderos protagonistas y tranquilizan al espectador con la resolución real del equipo de investigadores que presiona con el cumplimiento de las leyes: dar un permiso temporal a la asociación y permitirle seguir con su actividad, reconociendo que, de otro modo, el estado no sería capaz de asumir su tarea.

"Es una cinta que reivindica pero también denuncia" (...). Y, al tiempo, añade, "reconoce esa generosidad gratuita, tan en contra la corriente actual. Todo esto empuja, también las ganas de justicia; quizá no tenemos la solución pero hacemos lo que podemos y esa es una idea que nos gusta", resume.

"Cuando un tema te atrae siempre hay un desencadenante; aquí fue que estos hombres representan la excepción en el mundo en el que vivimos: se ponen al servicio de otros sin esperar nada, justo al contrario de la sociedad hoy que todo lo calcula en pérdidas y beneficios", reflexiona Toledano.