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Samu, el central que blinda Abegondo

De familia deportista, el naronés llegó hace seis años y pide paso

Fotografía, arbitraje... Vive el fútbol desde todos los ángulos

Samu, arriba, en un partido con el Juvenil; abajo con O Parrulo y sacando una fotografía. |  // CEDIDA/RCD

Samu, arriba, en un partido con el Juvenil; abajo con O Parrulo y sacando una fotografía. | // CEDIDA/RCD / Carlos MIranda

Carlos Miranda

Carlos Miranda

Si hay una posición castigada en Abegondo por el pillaje del resto de clubes, esa es la de defensa central. Se han marchado para no volver en los últimos tiempos Lucas Taibo (Sporting de Portugal), Jorge Oreiro (Real Madrid), Pablo Pereda y Mateo Caamaño (Villarreal)... Pocos clubes resistirían tal impacto en una posición tan específica y demandada, pero la base del Dépor siempre busca y encuentra y, en este caso, hay un nombre que sobresale, el de Samuel Fernández Leonardo (Narón, 2007), quien a sus 16 años ya estuvo en el banquillo del Fabril ante el Guijuelo el pasado mes de diciembre. Ahora, con 17 recién cumplidos, quiere más.

Samu, el central que blinda Abegondo

Samu, el central que blinda Abegondo / Carlos MIranda

Central diestro, con gusto por la defensa, pegajoso, ocasional lateral, arrancó la temporada en el Juvenil B y fue escalando por su rendimiento en una posición con campo abierto en la cantera. “Cuando defiende nunca tiene miedo”, refrenda su madre, Mónica Leonardo. “Es sólido. Arranca fuerte desde atrás”, tercia su padre Mario Fernández. Primo de Iñaki Leonardo, ex del Fabril, Samu pasó, junto a sus hermanos Dani y Pablo, por la cantera del Racing de Ferrol. También por O Parrulo y Galicia Caranza hasta que el Dépor se cruzó hace “seis años” en su camino, como cuenta su progenitora. Familia de deportistas, su pasión viene de cuna. “A los días de nacer ya tenía una pelota en las manos, la apretaba”, revela: “Y a los tres años ya estaba jugando al fútbol, es su obsesión, lo que siempre ha querido hacer”.

Samu, el central que blinda Abegondo

Samu, el central que blinda Abegondo / Carlos MIranda

El Dépor se lo llevó a un torneo en Alemania para terminar de captarlo. “Le aparecimos por sorpresa por allí”, cuenta su padre. “Su hermano ya había estado en la cantera, en Abegondo, y los chavales siempre van de cabeza, se lanzan. Quiso quedarse”, relata su progenitor de una voluntad que reafirma su madre. “El Dépor es un equipo fuerte, ofrecía más oportunidades. Él quería...”, rememora.

Como las mayores promesas blanquiazules fue captado hace años y formó parte, en su caso, del contingente de deportivistas que fue protagonista en el campeonato de España de selecciones autonómicas que ganó Galicia en 2022. Ahí formaba pareja con Lucas Taibo. De su generación o de las anteriores y posteriores ha coincidido con jugadores como Adrián Guerrero, Pablo García, José Rey, Héctor Areosa o Rubén Fernández, entre otros. Todos tocan a la puerta, todos se apoyan. “Samu siempre se preocupa por los demás, es buen compañero. Noble”, aseveran ambos.

Hace dos años ya que vive en la residencia del Deportivo y dejó ese ir y venir diario desde Narón. Su pasión por el fútbol y por el deporte le han llevado a hacer los cursos de árbitro y también de fotografía, donde le tira especializarse en capturar imágenes de la práctica deportiva, de fútbol, especialmente. Alguna vez se le ha visto ya en la banda de Abegondo haciendo sus primeros pinitos, mientras entrena el primer equipo masculino. Fotografiar a Lucas antes de jugar con él. Todo es fútbol, aunque siempre hay prioridades y deseos mayores: ser central del Dépor.

El club lo blindó hace un año con un contrato por cuatro temporadas. Los últimos pasos son los más complicados y también los que pueden generar más inseguridad, incluso frustración. Su padre se preocupa porque tampoco olvide la vertiente lúdica de lo que tanto le gusta. “Hay que tener la cabeza amueblada, pero también disfrutar. A veces tienen mucha presión. Ganar es una maravilla y perder, una ruina y nos olvidamos que es un juego”, reafirma de un Samu con más deseo que presión por llegar a Riazor.

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