Los castillos forman parte del paisaje y la historia de Mallorca desde hace siglos. Tantos siglos, que algunos tienen un origen incierto que se remonta a la época talayótica o romana, aunque con el paso de los siglos fueron reconstruidos y reutilizados.

Su función inicial era servir de refugio a la población de su entorno en momentos de peligro. Los tres grandes castillos llamados 'roquers' de la isla son los de Alaró, Santueri (Felanitx) y el Castell del Rei (Pollença), que en su día fueron bastiones de resistencia ante las conquistas de la isla, como la catalana de 1229.

Empezamos nuestras propuestas de visitas en el castillo de Alaró, que se levanta sobre la montaña del mismo nombre, está documentado desde época musulmana. El episodio histórico más destacado es la gesta legendaria protagonizada por Cabrit y Bassa en el siglo XIII tras haber defendido la fortaleza en la guerra entre Jaume II de Mallorca y Alfons II de Cataluña.

La del Castell de Alaró es una excursión clásica y de dificultad baja. Para subir, hay que llegar hasta Alaró y seguir en dirección a Orient, para coger la carretera que conduce hasta es Verger, donde enlazaremos con un antiguo camino, único acceso al castillo.

En Felanitx se encuentra el castillo de Santueri, cuya construcción se remonta a 1316. La actual edificación sustituyó una antigua fortaleza de la época musulmana. Igual que el de Alaró y el del Rei, su situación casi inexpugnable le ha llevado a ser protagonista en numerosos acontecimientos históricos, desde la Conquista de 1229, los conflictos entre las coronas de Aragón y Mallorca o las Germanies. En 1811 el estado lo vendió y pasó a manos privadas.

Actualmente se puede visitar determinados días de la semana. Para llegar hay que tomar la carretera de Felanitx a Santanyí y tras pocos kilómetros, desviarse hacia la izquierda para seguir otra carretera que conduce hasta la explanada bajo la montaña.

El tercer castillo 'roquer' de Mallorca es el del Rei, situado en el valle de Ternelles, en Pollença, también documentado desde época musulmana.

Esta fortificación fue, junto con la de Alaró, el último reducto de resistencia musulmana en durante la Conquista catalana y, como las otras fortalezas, fue también el último reducto de resistencia de los fieles al rey Jaime III de Mallorca en la guerra frente al rey de Aragón.