La industria del turismo ha descubierto en la última década el potencial de una serie de espacios que prueban que existe un nicho de mercado para el llamado tanatoturismo, conocido como el 'turismo macabro' o 'turismo negro'. Lugares marcados por hechos como asesinatos, catástrofes, accidentes u otras desgracias, que concitan cada vez más interés por parte de visitantes de todo el mundo. Sus defensores lo consideran una interesante variante del turismo histórico, mientras que sus detractores advierten del riesgo de frivolización, por parte del turista, de la tragedia que envuelve ese lugar. Estos son algunos de esos espacios.

Auschwitz

Los campos de concentración y exterminio que el régimen nazi instaló en los territorios polacos ocupados de Auschwitz conforman uno de los puntos clave de la barbarie de la Segunda Guerra Mundial. Alrededor de un millón y medio de personas, la mayoría judíos, fueron confinados y asesinados allí. Cada año recibe miles de visitas, y algunos visitantes ha sido criticados por divertirse sobre las vías ferroviarias por las que circulaban los trenes de prisioneros o tomarse 'selfies' de manera despreocupada en un lugar concebido para invitar a la reflexión sobre el horror que allí tuvo lugar.

Chernobyl

El 27 de abril de 1986, un accidente en la central nuclear de Chernobyl, en la Ucrania soviética, provocó la catástrofe nuclear más grave de la Historia. Miles de personas fueron evacuadas, propiciando que lugares como Pripiat y otros enclaves cercanos tengan hoy en día una apariencia fantasmal que ha despertado en los últimos años el interés de turistas de todas partes del mundo. Las visitas, que se hacen con muchas precauciones y que exigen numerosos permisos, conllevan el peligro, según muchas voces, de que se olviden los gravísimos daños a la salud que produjo el accidente.

Zona Cero de Nueva York

Estados Unidos ha extremado el cuidado para evitar cualquier frivolización en torno al 'Ground Zero' o 'Zona Cero', el espacio urbano que se ubica en el mismo lugar en que dos aviones destruyeron las Torres Gemelas de Nueva York en los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. "Las vistas desde el One World Observatory son espectaculares, aunque también es importante la carga histórica y emocional del edificio y sus alrededores", subraya la página web oficial de turismo de Nueva York. También hay un museo que recuerda a las casi 3.000 personas que murieron en aquellos ataques.

Camboya

Camboya, al igual que el resto del sudeste asiático, ha vivido un renovado interés turístico en los últimos años. Mucho de él se concentra en la trágica historia reciente del país, marcada por el genocidio ejecutado por el régimen de los Jemeres Rojos. De 1975 a 1979, una dictadura de inspiración estalinista y maoísta ejecutó a cerca de dos millones de personas. Actualmente, existe un Museo de los Crímenes Genocidas, ubicado en una antigua prisión de máxima seguridad del régimen.

Hiroshima

El lanzamiento de la primera bomba atómica por parte de Estados Unidos sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, el 6 de agosto de 1945, causó más de 150.000 muertos. Japón recuerda todos los años a las víctimas de un acontecimiento que los gobernantes nipones emplean siempre para alertar sobre las consecuencias del uso de armas nucleares. Los memoriales por la paz y en recuerdo a las víctimas son visitados todos los años por miles de personas.

Viena

Catacumbas con cuerpos momificados, un cementerio con tres millones de muertos y hasta un Museo de Malformaciones Anatómicas tienen su espacio en la capital austríaca. Viena no ha sufrido ninguna tragedia histórica, pero la cultura funeraria de la ciudad, siempre muy presente a lo largo de los años, ha propiciado la aparición de un turismo que se recrea en muchas de las circunstancias que la rodean. Tal vez porque, como explican los responsables de estos espacios, relacionarse con lo macabro constituye "una forma de conjurar el miedo".