Ramón Campos | Creador de la serie ‘El caso Asunta’

“A la Justicia le importa saber qué pasó en el ‘caso Asunta’; a mí, el porqué”

“Los crímenes por los crímenes no me llaman la atención. Me llaman la atención cuando me permiten reflexionar sobre algo”

Ramón Campos. | // DANIEL GONZÁLEZ

Ramón Campos. | // DANIEL GONZÁLEZ / rodrigo paz

rodrigo paz

Hijo de un marino mercante y una profesora que muchas veces lo acompañaba en sus viajes, Ramón Campos (Noia, 1975) pasó mucho tiempo de niño bajo el cuidado de una viuda del mar llamada Mari Cruz. Con ella, vio todos los culebrones habidos y por haber (Cristal, Hotel, Dinastía, Falcon Crest…) y lo que estos provocaban en Mari Cruz. Aquella sensación de lograr reacciones en los demás fue lo que lo llevó a contar historias a través de series como Fariña, Velvet y Las chicas del cable, entre otras. Netflix ya ha estrenado El caso Asunta, una producción que acerca un crimen que conmocionó a toda una ciudad, Santiago de Compostela, en el año 2013.

Después de acercar el crimen en 2017 en la serie documental El caso Asunta: Operación Nenúfar, vuelve a traer a Netflix este suceso. ¿Por qué decidió volver a tratar este tema?

Cuando hicimos el documental, el caso estaba muy cercano. El juicio había sido dos años antes, en 2013 el asesinato, y había mucha gente que no quería hablar. Había mucho dolor en Santiago. Nosotros no tanteamos más a esa gente. Se emitió el documental y, de pronto, empecé a recibir llamadas y mensajes de gente que no había querido hablar que me contaba nuevos detalles, que no se habían acercado antes porque tenían miedo de que el documental fuese algo sensacionalista y, al verlo, les pareció riguroso y me quisieron aportar información. En 2021, con toda la información recabada, me planteé qué hacer, si contar una nueva serie documental o contar una ficción, y me di cuenta de que un documental no podía hacerlo porque esa gente no quería ponerse delante de una cámara. La única forma de contar nuevamente esta historia era a través de la ficción.

Al tratar un caso tan sensible, en el que se descubrieron tantas cuestiones personales, es fácil caer en el morbo. ¿Le ha supuesto un reto?

En el documental, le dejamos al espectador mirar por una mirilla al interior de la habitación y a través de la mirilla tenía que observar lo que pasaba. En la ficción, le abrimos la puerta para que entre dentro. Lo que espero es que el espectador entienda que el caso Asunta no es un caso tan complicado como parece. Es una desgracia enorme, pero habla de una familia normal que, por una concatenación de hechos, acaba cometiendo un crimen en la persona de su hija. Si el espectador cuando acaba la serie entiende esto bien, me parece que hemos conseguido el objetivo. Yo no voy a resolver el caso, el caso está resuelto. A la Justicia le importa saber qué pasó, a mí me importa el porqué como narrador.

Ya contaba con una buena base tras haber hablado con los diferentes protagonistas de esta historia. En cuanto surgió la posibilidad de llevar a cabo El caso Asunta, ¿ya tenía en la cabeza la idea de cómo desarrollar esta serie?

Teníamos claro que el capítulo cinco iba a tratar las teorías y el capítulo seis el juicio y que, para llegar a ello, teníamos que dar al espectador toda la información necesaria para entender lo que iba a pasar. Además, en los capítulos dedicados a las teorías y al juicio teníamos bastante claro que los dos temas que queríamos tratar antes de ponernos a teclear eran, por un lado, la paternidad y la maternidad, que se ve en las vidas de todos los personajes que rodean el caso, y, por otro, los vasos comunicantes entre investigación, Justicia y medios de comunicación. Cada vez que se filtra algo y ese algo se publica, eso tiene unas consecuencias de nuevo en la investigación y en la Justicia. Hay una responsabilidad del que filtra y hay una responsabilidad del que emite o publica.

El caso Asunta cuenta con actores de primer nivel: Candela Peña, Tristán Ulloa, Javier Gutiérrez, María León, Carlos Blanco... ¿Resultó sencillo el casting? ¿Tenía en mente a algún actor antes de llevarlo a cabo?

Tenía en mente a Javier Gutiérrez. Fue el primero que llamé y con el primero que me reuní. A partir de ahí empezamos con Candela; con ella grabamos una secuencia de la serie como prueba, que es algo que no se suele hacer. Tristán Ulloa en principio no quería, y lo entiendo, debía transitar un viaje de un personaje complicado. La serie tiene una estructura curiosa que hace que los actores que la empiezan se van diluyendo. Solo hay tres personajes que se mantienen en toda la serie, que son Alfonso, Rosario y el personaje del fiscal, que hace Ricardo de Barreiro. El resto de los personajes se diluyen y necesitábamos dos actores que mantuviesen el tirón cuando Javier Gutiérrez empieza a desaparecer. Por eso, cogimos a Francesc Orella y a Alicia Borrachero.

¿Qué significa para usted el caso Asunta? ¿Qué fue lo que más le llamó la atención de este suceso?

Los crímenes por los crímenes no me llaman la atención. Me llaman la atención cuando me permiten reflexionar sobre algo. El caso Asunta me llama la atención porque soy de Noia y durante cuatro años viví en Santiago, cerca de donde lo hacían Rosario y Alfonso, pero sobre todo porque mi hermana, que trabajaba de psicopedagoga en Muros, me contó que, después de todo el revuelo mediático, un niño le preguntó si sus padres podían asesinarle. Ahí me di cuenta de que los medios de comunicación estaban teniendo una responsabilidad brutal, donde me enganché al caso y donde vi que no era solo un asesinato, sino que tenía algo mucho más grande detrás.

Usted ha llegado a hablar con Rosario Porto y Alfonso Basterra estando en prisión, ¿cómo vivió aquellos momentos? ¿Le sirvió para conocerles mejor?

No para conocerles mejor. Alfonso no es el Alfonso de antes de la cárcel, ahora es otra persona completamente distinta. Yo realmente les preguntaba por el caso, por cuestiones que no entendía, y ellos me respondían con su verdad. Sí que me pareció que en el caso de Rosario hablaba más la culpa que la pena. Cuando ella lloraba, lloraba por culpa, y creo que sus lágrimas eran de verdad, pero de culpa. En el caso de Alfonso, todavía a día de hoy, no entiendo cuál es su implicación exacta en el caso.

Últimamente no paramos de ver series inspiradas en crímenes reales. ¿Está el true crime de moda?

El true crime lleva de moda toda la historia. Las tragedias griegas eran true crime, la ópera es true crime, lo hemos visto en periódicos, y una de las mejores series de la historia de España, La huella del crimen, era true crime. A lo largo de toda la historia hemos ido viendo que la maldad humana, por decirlo así, nos resulta atractiva, porque nos da miedo convertirnos en eso que estamos viendo y, al mismo tiempo, nos resulta atractivo intentar entender cómo esa cabeza llega ahí.

Dicen que no hay dos sin tres, ¿le falta algo por contar sobre el caso Asunta?

Pues no lo sé. A lo mejor, cuando salga la ficción, igual que pasó con el documental, me llega una nueva información que no tenía hasta ahora y que me abre los ojos a otro relato. En principio creo que está todo contado, lo único que podría contarse más es si Alfonso, en un momento dado, decidiese confesar. Entonces, ya tendríamos el relato completo de la confesión de Alfonso pero, por ahora, parece que se mantiene en su inocencia y no va a confesar nada. Lo que sí me queda por contar es la tercera parte de la trilogía gallega. Fariña, El caso Asunta y estamos trabajando en una tercera historia que, de alguna manera, cierre el círculo sobre nuestro retrato de la Galicia que nosotros conocemos o que nos ha afectado.