A la velocidad del rayo, como un lince, La 2 de TVE reaccionó el domingo emitiendo un ‘Imprescindibles’ dedicado a Camilo Sesto el mismo día de su muerte. Para eso está el archivo de la casa, para tirar de él, sobre todo si viene tan bien, si encaja tan bien, si gusta tanto en un día que dejó a la mayoría tan noqueada.

Viendo el programa, viéndolo con la atención debida ya que sabías que ese Imprescindibles ya sería otra joyita que no podría retocarse con nuevas intervenciones del protagonista, te das cuenta de que detrás del personaje en que Camilo convirtió a Camilo Sexto, un personaje patético y deforme, obsesionado con una torpe lucha por el paso del tiempo, un hombre de expresión nula, de rostro plastificado, viendo el programa, digo, que no entró en ese aspecto, descubres una trayectoria impecable apuntalada por una seguridad que no necesitó abuela. Sus triunfos le dan la razón.

Casi desde el principio de los tiempos Camilo Sesto, que cantaba, producía, y escribía sus canciones, llevó al número uno la mayoría de esa obra que, incluso hoy, pasadas las décadas, se ha convertido en auténticos himnos populares reconocidos y cantados por todo tipo de gente, desde gente con más edad a gente joven, tal como vimos en un reportaje que emitió Antena 3 Noticias.

En el ‘Imprescindibles’ de La 2, que se estrenó en mayo de este año como Camilo sinfónico. Vivir así, dirigido por Óscar García Blesa, participaron cantantes -Mónica Naranjo, Pasión Vega, Ruth Lorenzo o Sergio Dalma- que reconocieron la valía del artista de Alcoy. En la España del 1975, como Jesucristo Superstar, Camilo el Grande le tocó al agónico franquismo las pelotas. Esa gesta añadió, engrandeciéndola, matices heroicos a su carrera.