Pues sí, tal como dejé aquí escrito, he visto el programa que desde el lunes presenta en La 1, cuando termina ‘La mañana de María Casado’, Máximo Huerta.

Y sí, hablaron un poquito del tema, del tema de su breve faceta como ministro de Cultura. Hala. A otra cosa. ¿De qué va el programa, de qué va ‘A partir de hoy’? Voy a hablar del plató, o sea, del decorado. Simula una terraza con sus rinconcillos para sentarse con los amigos, y amigas, echar unas risas, y si se tercia quedarse en silencio mirando el gran ventanal por donde tal vez se cuele el atardecer.

Pero como en la tele la palabra silencio no existe, el tiempo se pasa comentando cosas. Sí, cosas, pero no cosas al estilo de las cosas que se comentan en Al rojo vivo -qué dolor ver a Antonio García Ferreras bailando, o lo que fuese aquello, el día del Orgullo en plena calle-.

En ‘A partir de hoy’ no existe la política, ni la polémica. Nadie se aturulla ni se atropella ni se encabrita. En ‘A partir de hoy’ el presentador da paso a una serie de asuntos -sobre el verano, el calor, las costumbres- y los colaboradores -de una rescatada Ana García Siñériz a Roberto Leal o el inevitable Santiago Segura- dan su opinión tan a gustito.

O sea, un encuentro suave, sin aspavientos, sin polémicas, un paseo por una actualidad inventada, elegida, seleccionada para eso, para no levantar ampollas y que el mundo fluya.

¿Tiene tirón? Pues no. No puedo decirlo de otra manera. Lo puedes ver, puede haber algo interesante en los distintos reportajes, en los invitados que hablan de su disco o de su libro, pero quedarte loco si te apagan la tele en ese momento, no, eso, no pasa. ¿Es otro ‘Amigas y conocidas’? No, la verdad, pero podría ser.