En Socialité, el programa de chisme extremo de Telecinco -hoy, en este país, casi todo es extremo, bronco, montuno, de gallitos de corral-, salen de caza a ver qué pillan. No les interesa la cara amable, la cosa educada. Cuando salen, olfatean víctimas y sacan de ellas su parte más fea. Una vez que caen en sus garras, malo. Dirigiendo ese cotarro de mal gusto, María Patiño, que lleva viviendo de estos sucios saraos toda una vida, y con cara de intensa.

El otro día, en uno de sus reportajes, comprados a saldo, o enviados por agencias que venden esas imágenes al peso, se hicieron con uno en el que hablaba Pilar Bardem, buena pieza, no por ella sino por su hijo y su nuera Penélope Cruz, que son inalcanzables para tribuna tan chabacana. La actriz acudió al homenaje que le dio el Círculo de Escritores Cinematográficos, que le entregó su medalla de honor. La cómica, de 79 años y casi otros tantos de trabajo para sacar a su familia adelante, le dijo a la agencia que a su edad no la llaman para trabajar y que cobra «una pensión de mierda».

Suficiente. Todo eso dura apenas 15 segundos, y estoy seguro de que Pilar, sin pelos en la lengua, lo soltó porque es verdad, sin edulcorar una realidad que al quedar retratada sólo pretendió denunciarla. Pero hete aquí que este Socialité, un programa de basura de primera, retorció las declaraciones, las ralentizó con drama sensacionalista, volvió a ellas una y otra vez, y saltó sobre el cuello de quien en realidad les interesa, su hijo Javier y su nuera Penélope. Y qué dijeron. Pues que cobran un pastón, que tienen millones arrollados, y que sus hijos llegan al mundo con fajos debajo del brazo€ mientras la madre y abuela «pasa uno de los peores momentos de su vida». Qué gentuza.