El viernes 5 de julio se fue, se nos fue, un hombre irrepetible: Joao Gilberto. Así iniciaba Carlos Galilea su programa ‘Cuando los elefantes sueñan' con la música en su primera edición tras hacerse pública su desaparición.

Como era de esperar, esta edición monográfica fue antológica, y a las palabras justas, medidas, pronunciadas como sentencias con la autoridad moral que caracteriza a Galilea, se sumaron una serie de temas enormes, los que caben en una hora, que hicieron a Joao inmortal:«Águas de março», «Eu vim da Bahia», «Chega de saudado», «Desaginado», «Eclipse», «Falsa baiana»,«Undiú», «Wave», «Tim tim por timtim», «Zíngaro» y «É preciso perdoar».Escuchando el programa nos preguntamos cómo le fue posible concentrar a Gilberto tanta belleza en tres o cuatro minutos.

Aunque Carlos Galilea, con una entereza compatible con la honda emoción, nos ilustró con trazos sutiles dónde residía la enorme complejidad de estos temas, fundamentados en la frecuencia regular del bajo y la irregularidad de los acordes.

Un día después la conmemoración y el recuerdo continuaron en los «elefantes». La edición número 2. 84 de cuantas se encuentran alojadas en la web de rtve.es se convirtió en una celebración en la que se recuperaron las grabaciones de Joao Gilberto con distintos autores extranjeros: los hermanos Gerswhin, Bruno Matinoy Bruno Braghetti, Agustín Lara, Ernesto Lecuona, Hugh Martin y Ralph Blane, Fred Bongusto, Paul Misraki, los argentinos Pontier y Olivari, Cole Porter, Charles Trenet y Léo Chauliac, la mexicana Consuelo Velázquez y como colofón final, los maestros Stan Getz y Ary Barrosocon el tema «Pra machucar meu coraça».

Título que nos evocó aquel disco recopilatorio editado en su día por Fernando Trueba, Música para machacar el corazón. Belleza sobre belleza, ‘Cuando los elefantes sueñan’ con la música volvió a convertirse en ese insobornable islote de buen gusto, uno de los paraísos donde defenderse de tanta grosería imperante. Ay, si hubiese televisión tan exquisita...