Ya está, lo están consiguiendo. La gente está hasta más allá del tanga, hasta el límite del moreno natural bajo el sol o del rayo uva engarzado en la maquinita de tostar pieles e ir por la vida como un zumbado Alfonso Arús, la gente ya lo habla en la calle, lo dice en la terraza con la cervecita en la mano, está hasta las narices de políticos.

Son, si no el problema, uno de los grandes problemas que percibimos los ciudadanos, por supuesto, aparta de mí ese pecado, aunque Alberto Carlos Rivera sea tu líder y sueñes, húmedo, con la venida al mundo de bebés con su carita trufada de Malú, ay, vaya par.

Yo creo que al político, en general, le va como dios que la gente le dé la espalda. Todo el campo libre. Aún así, el reguero con tufo a partido de esta u otras siglas traspasa las fronteras de los programas donde se habla de política como plato del día.

En los segundos previos a publicidad, un colaborador de ‘Sálvame’, el murciano Jesús Manuel, le pregunta a Belén Esteban creyendo que el micro está ya cerrado, «¿tú eres de Vox?». « Yo qué voy a ser de Vox, tío», responde la ex cajera, «ni de Podemos ni de Vox, a los dos los tiraba al río».

Es una forma de hartazgo, extensivo al resto de partidos. La matraca de las no investiduras, de la batalla de egos, de apóyame porque yo lo valgo pero sin nada a cambio, lleva al callejón de nuevas elecciones, y en telediarios y tertuliases el pan diario, y así hemos llegado al CIS de Tezanos, -los políticos son el segundo problema de este país-. Espero que sólo sea un caso aislado. Pero estoy de acuerdo con el señor Iván -Espinosa de los Monteros, Vox-. Propone que no cobren los diputados hasta que no haya Gobierno. Uff. Mañana empezaría la legislatura.