José Antonio Labordeta protagonizó el primer Imprescindibles de la temporada (formato que es flamante premio Nacional de Televisión, no lo olvidemos). Da la impresión de que los programadores de TVE han realizado un guiño al recuperar durante estas semanas Un país en la mochila, compuesto por dos temporadas compuestas por 30 capítulos, los primeros de los cuales fueron estrenados en 1995. Hace casi 25 años. Por supuesto que a lo largo de este tiempo la televisión ha cambiado mucho.

Y los hábitos de los espectadores. Venciendo la tentación de atender a tantos estrenos que se han sucedido durante el mes de septiembre, me he permitido el lujo de regalarme el visionado de algunos de estos episodios de Labordeta, que si bien han quedado obsoletos en lo que se refiere a su parte técnica (el grado de definición del vídeo es muy bajo), mantienen intacto su aspecto antropológico.

Sin prisas. El camino de José Antonio Labordeta por la treintena de comarcas españolas se realiza sin las prisas que hoy priman en los reportajes televisivos. Siempre hay un recodo en el que sentarse a conversar, una estación de tren abandonada donde escuchara un cantautor, o un rincón donde comer con sosiego. Pero comer de verdad, no sólo hacer un posado de los platos.

Revisitando Un país en la mochila, un programa coescrito por el cantautor y por José Renovales, acompañado por las suaves melodías de Miguel Ángel Tallante y Jaime Marques, uno siente cierta nostalgia por cómo era aquella televisión recia, adusta, capaz de interesar a un importante sector del público. El relato de Labordeta era impecable. Como lo fue el de los escritores que colaboraron en Esta es su tierra, otro documental coetáneo. Hoy día apenas quedan rincones televisivos donde podemos adivinar esa cadencia, ese modo de narrar. Presidido por el placer y el sosiego.