Brillante momento el de Carlos Sobera reviviendo Un, dos, tres con dos concursantes de excepción, Andreu Buenafuente y su mujer, Berto Romero, con un pelucón rubio a la altura de sus querencias, conseguir uno de los premios que escondían un bocadillo de salchichón, un candelabro y un nabo. Ella apostaba por el nabo. .Puedes sacarte el nabo de la boca?, inquirió Buenafuente, el marido. Bueno, ya sabes cómo soy, respondió ella con picardía.

Antes había estado en Buenas noches y Buenafuente Javier Bardem, que también alcanzo la gloria tocándole a Macaco, en directo, los bongos. Literal. Fue una visita esperada. Pero no fue relajada. Se noto todo el rato que había temas. de los que no se podía hablar. Los guionistas del programa, con buena hostia, se tomaron la revancha escribiendo en la pantalla, bajo su nombre. Su matrimonio es una Cruz. Sea lo que fuese, punto para Andreu y su equipo por tener al oscarizado en el plato, un invitado esquivo para la mayoría de programas.

Hablo del Sahara y del documental que produce con dirección de Álvaro Longoria, Hijos de las nubes. Pero el resultado fue anodino. En una semana, Andreu desaparece de la pantalla. Esta vez no por decision propia, para tomarse un tiempo de descanso y meditación, sino porque Antena 3 no ha visto cumplidas las expectativas que tenia con su emisión en hora de máxima audiencia. Dos millones es poco rebano para una guerra que se libra a muerte. Buenafuente podrá seguir meditando nuevos formatos, nuevos estrenos. Pero el mismo lo ha advertido. No me da la gana de cambiar, de reinventarme, ha escrito en Twitter. Es una putada, no que no cambie sino que tenga uno la sensación de que le ha faltado algo. Ya no hay remedio.