A los famosos y a los poderosos parece que no les gustan las versiones que sobre ellos hacen en la ficción. La última polémica la ha desatado el estreno de Trust, serie de la Fox que en España emite HBO, en la que el cineasta Danny Boyle da su versión sobre el secuestro de John Paul Getty III, en la que la familia no sale muy bien parada.

Casualmente esta historia se ha llevado al cine este mismo año por el cineasta Ridley Scott, en una película (Todo el dinero del mundo) en la que lo más comentado ha sido la eliminación del personaje de Kevin Spacey para sustituirle en todas sus escenas por Christopher Plummer. Spacey, caído en desgracia tras varias denuncias por acoso sexual, interpretaba al patriarca del clan que se negaba al pago del rescate por la liberación de su nieto en 1972.

El estreno de Trust estaba previsto para enero, pero se decidió retrasarlo para que no coincidiera con la llegada a la gran pantalla de la misma historia. La versión televisiva fue estrenada en España el lunes. En ella, el veterano Donald Sutherland asume el papel del magnate del petroleo y se come a todo el reparto en el episodio piloto. Y eso que la serie tiene unos actores de lujo, entre quienes se encuentran la oscarizada Hilary Swank, en el papel de la madre del adolescente secuestrado, así como Brendan Fraser, de quien dicen que tiene un papelón hacia la mitad de la serie.

Los que hayan seguido la trayectoria del cineasta Danny Boyle (con películas como Transpotting, Slumdog Millonarie, 28 días después o 127 horas), ya estarán acostumbrados a sus ritmos frenéticos y a que en alguna que otra ocasión se le vaya un poco la pinza. Boyle dirige los tres primeros episodios de Trust y nos mete de lleno en la opulencia en la que viven rodeados los Getty. Una burbuja de irrealidad en la que el lujo se convierte en una caricatura.

El patriarca reside en una mansión en la campiña inglesa rodeado de un harén de amantes, con una leona como mascota y una fastuosa colección de arte clásico, aunque muy alejado de una vida feliz. Ni la acumulación de riquezas, ni de amantes parece llenarle. Mientras que sus hijos no son para él otra cosa que una decepción. La serie arranca precisamente con el suicidio de uno de ellos durante lo que parecía una alocada fiesta en una mansión de Hollywood. La llegada del nieto al funeral parece que va a sacar al extravagante magnate de esa desgana y apatía que parece sentir hacia todo lo que le rodea. Hasta que termina echándole, al darse cuenta de que es otro aprovechado que viene a sacar tajada para una de sus juergas.

El episodio piloto termina con el secuestro del nieto en Roma por la mafia y en los próximos episodios veremos la reacción de los secuestradores al ver que la familia no está dispuesta a pagar. El joven estuvo retenido más de cinco meses y sus captores llegaron a cortarle una oreja, así como someterle a torturas para hacer ver a la familia que iban en serio.

La visión de los Getty que nos da Boyle es menos dramática y más satírica y mucho más próxima a esa nueva clase alta choni que se nos muestra en el reboot de Dinastía. Que el dinero no da la felicidad probablemente es algo que ya nos han contado muchas veces, pero siempre es interesante verlo desde la mirada de Boyle. Una de las cosas que más ha irritado al clan de la versión que da la serie sobre estos sucesos es que se llega a insinuar complicidad con los secuestradores.

Los comunicados de amenaza de la familia a la cadena no sólo no han surtido efecto alguna, sino que los responsable de la Fox ya están pensando en la posibilidad de hacer más temporadas. Según explican, en la vida familiar de los Getty hay otros episodios turbios lo suficientemente jugosos para hacer nuevos argumentos.

Hace poco hablábamos de que a los Versace habían renegado de la serie de televisión sobre el asesinato del diseñador, mientras que la centenaria Olivia de Havilland acaba de perder un pleito contra la Fox a la que demandó por la versión que dieron de ella en Feud. También ha sido polémica la versión que sobre el personaje de Pablo Escobar daba la serie Narcos, donde el hijo del narcotraficante había acusado a Netflix de dar una versión idealizada del personaje y se ha dedicado a ir desgranando los errores biográficos de la serie. Para no irnos tan lejos, en España un juzgado acordó el secuestro del libro Fariña que hablaba del mundo del narcotráfico gallego por petición del alcalde de O Grove, José Alfredo Brea, al considerar que en lo que la obra se narraba se vulneraba su derecho al honor. El secuestro del libro motivó que Antena 3 adelantara el estreno de la serie de televisión que adaptaba la obra intervenida.

La realidad a veces no se siente cómoda con el reflejo que dan sobre ella obras de ficción. Van dos ejemplos extremos de cómo adaptarla a la ficción, pero totalmente válidos. En The Crown se combina rigor con libertad creativa, pero para aquellos que prefieren propuestas más radicales está la patada que le dio Quentin Tarantino a la Historia con el final de Malditos bastardos.