Tere Gradín

El Castro Lupario vigila antiquísimos caminos por donde cuenta la leyenda que anduvo la mítica Raíña Lupa. Es uno de los muchos atractivos de Rois, el concello de la comarca de O Sar salpicado de pazos, cruceiros, iglesias, molinos y puentes, además de otros vestigios arqueológicos. Del hábitat fortificado de nombre legendario aún pueden verse casi intactas las dos murallas que lo delimitaban, precisamente desde otro núcleo directamente relacionado con él, Angueira de Castro.

Es Rois una tierra de contrastes recorrida por los montes que enlazan con la sierra de O Barbanza y la cuenca del río Sar y sus afluentes. Esta conjunción forma bellos paisajes tanto de montaña como de ribera, rodeados de una rica herencia patrimonial que materializa su historia. Como la del pazo de O Faramello, en Ribasar, construido en 1727 sobre la que fue primera fábrica de papel de Galicia.

Dos industriales italianos, José Gambino y Bartolomé Piombino, instalaron en 1714 la industria aprovechando los trapos de lino que se elaboraban en abundancia. Al principio se empezó a confeccionar papel para envoltura de tabaco y luego para impresión de libros. A comienzos del siglo XX la fábrica cerró pero quedó el pazo (de titularidad privada), de estilo barroco compostelano, literario —Pérez Lugín ambientó en el edificio alguna página de La casa de laTroya— y rodeado de un hermoso jardín próximo al río Tinto.

De igual importancia resulta el romántico pazo de Antequeira, situado en un hermoso rincón de la parroquia de Oín, y el de Angueira do Castro. Junto al de Antequeira se encuentra la capilla de San Juan Nepomuceno, de gran interés arquitectónico, abovedada y con un relieve del santo en su fachada. El patrimonio artístico religioso está compuesto por hermosas iglesias en las que el barroco brilla en todo su esplendor, aunque algunas conservan elementos del románico, como sucede en la iglesia de Leroño o en el templo de Costa, que mantiene de este estilo la capilla mayor.

Tampoco se puede dejar de visitar en Rois el conjunto de 14 cruceiros situados al lado de la iglesia de Sorribas, levantados en 1698. El templo es de hermosa factura barroca.

A lo largo del curso de los ríos —como el Tinto— pueden verse molinos y puentes, y la arquitectura popular tiene expresión en hórreos como los de Casa do Porto o Campos de Xei.